Dos goles, tres puntos y segundos en la tabla. Podría ser un buen resumen de un partido que no ofreció lo esperado a priori, al medirse dos de los máximos goleadores del grupo IV de la Segunda División B, y que concluyó con una victoria cómoda del Granada, que dió la sensación de apretar el acelerador sólo cuando quiso.
Y eso que el inicio del encuentro fue calcado al de hace dos jornadas ante el Águilas. Tarde primaveral, ambiente en la grada (más de media entrada) y dominio local desde el primer minuto. Casares, Tariq, Mainz, este de cabeza a la salida de un córner, y Felipe lo intentaron sin acierto hasta que en el minuto 21 Amaya recogía un balón suelto en el área murciana tras un lanzamiento de falta lateral de Dani Benítez para batir a Fernando.
Cuando todo el mundo esperaba el vendaval que arrasó al Águilas hace quince días, el Granada simplemente se dejó llevar por la inercia del partido y una acción de Cámara a pase de Javi Casares y sendos disparos del propio extremo gaditano llevaron el peligro a la meta del Sangonera y pusieron fin a la primera mitad en la que, por cierto, nada se supo del conjunto dirigido por Rafa Muñoz.
Y si la primera parte acabó plácidamente, la segunda se tornó espesa, lenta, muy interumpida por las excesivas faltas señaladas por el colegiado Martínez Montoro y en la que lo más destacado hasta el segundo tanto fueron un disparo de Casares -liberado de marca por un excelente movimiento de Tariq- que despejó Fernando, y un voleón de Nyom desde 40 metros que se fue por encima del larguero.
El aburrimiento reinante en el partido hacía que por no haber, no hubiera ni incertidumbre por el corto marcador, ya que el único bagaje ofensivo del Sangonera fue una falta que se marchó por encima del larguero de Raúl Fernández, inédito todo el choque. Hasta el minuto 84, en el que Dani Benítez dijo basta un jugadón iniciado en medio campo, librándose de dos contrarios para ceder a la izquierda, desde donde Rubén centraba al segundo palo y Berrocal la ponía lejos del alcance del meta murciano, despertando a la grada y elevándose a pichichi en solitario de un Granada que ya es segundo.
Y eso que el inicio del encuentro fue calcado al de hace dos jornadas ante el Águilas. Tarde primaveral, ambiente en la grada (más de media entrada) y dominio local desde el primer minuto. Casares, Tariq, Mainz, este de cabeza a la salida de un córner, y Felipe lo intentaron sin acierto hasta que en el minuto 21 Amaya recogía un balón suelto en el área murciana tras un lanzamiento de falta lateral de Dani Benítez para batir a Fernando.
Cuando todo el mundo esperaba el vendaval que arrasó al Águilas hace quince días, el Granada simplemente se dejó llevar por la inercia del partido y una acción de Cámara a pase de Javi Casares y sendos disparos del propio extremo gaditano llevaron el peligro a la meta del Sangonera y pusieron fin a la primera mitad en la que, por cierto, nada se supo del conjunto dirigido por Rafa Muñoz.
Y si la primera parte acabó plácidamente, la segunda se tornó espesa, lenta, muy interumpida por las excesivas faltas señaladas por el colegiado Martínez Montoro y en la que lo más destacado hasta el segundo tanto fueron un disparo de Casares -liberado de marca por un excelente movimiento de Tariq- que despejó Fernando, y un voleón de Nyom desde 40 metros que se fue por encima del larguero.
El aburrimiento reinante en el partido hacía que por no haber, no hubiera ni incertidumbre por el corto marcador, ya que el único bagaje ofensivo del Sangonera fue una falta que se marchó por encima del larguero de Raúl Fernández, inédito todo el choque. Hasta el minuto 84, en el que Dani Benítez dijo basta un jugadón iniciado en medio campo, librándose de dos contrarios para ceder a la izquierda, desde donde Rubén centraba al segundo palo y Berrocal la ponía lejos del alcance del meta murciano, despertando a la grada y elevándose a pichichi en solitario de un Granada que ya es segundo.
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